Si intentas estafar al seguro y te sale bien, puede que te salga a cuento amputarte una mano e incendiar tu propio coche, pero si te sale mal la jugada, como le ocurrió a un vecino de la Comunidad Valenciana, que no solo se ha quedado sin coche y sin mano, sino que se enfrenta a una pena de seis años de cárcel por simular un accidente tras haber contratado distintos seguros de vida en diciembre de 2007. Finalmente, la Audicencia dictó sentencia en enero de 2016, condenándole a cuatro años de cárcel, a pagar una multa de 3.000 euros y a devolver a las compañías aseguradoras a las que engañó los 335.000 euros que percibió como indemnización por el falso accidente.
La crisis ha hecho aumentar los fraudes a las aseguradoras
Dicen que el hambre agudiza el ingenio. Y aunque en un país tradicionalmente tan pícaro como el nuestro hace falta poco para oportunismo, con la crisis la cosa parece haberse disparado bastante.
Pero como las aseguradoras ya se las saben todas, los fraudes más frecuentes se detectan cada vez mejor, por lo que ha habido que agudizar un poco más el ingenio. A pesar de ello, muchos no se han salido con la suya y, a pesar de los enrevesado, creativo o insóliot de sus estafas, les han pillado.
Algunos de los intentos de fraude más sonados de los últimos años
Otro caso bastante sonado de intento de estafa al seguro fue el de un ciudadano que, tras se embestido por un toro en un encierro y resultar herido, dio parte a su seguro diciendo que le había caído una valla encima mientras presenciaba dicho encierro como espectador y le había partido las piernas. Sin embargo, a través de un vídeo publicado en redes sociales, se pudo demostrar que la lesión se produjo cuando el asegurado participaba en el encierro, circunstancia que estaba excluida en las coberturas de su seguro.
Otro caso de intento de fraude lo protagonizó el acompañante de un motorista. El “paquete” se tiró de la moto en marcha para justificar unas lesiones graves sufridas anteriormente. Pero la excesiva gravedad de las lesiones llama la atención de la aseguradora que, al investigar, descubre que la supuesta víctima había sufrido una caída previa en una competición. A este tampoco le salió bien el intento de fraude, ya que se le denegó el pago de los gastos hospitalarios y, por supuesto, la cuantiosa indemnización que le hubiera correspondido.
El último caso que vamos a tratar hoy probablemente sea el más insólito, pero por tonto. ¿A quién se le puede ocurrir denunciar el robo de su propio coche el mismo día que lo vende? Este individuo denunció que le habían robado el coche a punta de pistola. Pero, curiosamente, el mismo día en el que declara haber sido atracado consta la transferencia de ese mismo vehículo en una ciudad española. Tras la investigación, se descubrió que el propietario no solo llevó el vehículo a la ciudad donde fue vendido, sino que también participó en la compraventa de dicho vehículo a través de diversos intermediarios.
Defraudar al seguro te puede salir caro
El fraude a los seguros está sobrepasando la picaresca para convertirse en un delito profesional. Por eso, y dado el desproporcionado aumento de los intentos de fraude en los últimos años, las aseguradoras invierten cada vez más recursos para detectarlo.